Jarrones chinos

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Aznar ha vuelto y Felipe González todavía no se ha ido. Oráculo de pana de la retroizquierda monárquica, el uno; celoso guardián de las esencias patrias e inspirador de la neoultraderecha, el otro. Uno como ventrílocuo, el otro como titiritero que no ha dejado de mover los hilos, ambos siguen como jarrones chinos en la política española.

Diversas versiones y una cierta polémica sobre su autoría, no restan un ápice de acierto a una expresión que el propio Felipe González ha terminado haciendo suya: “los expresidentes somos grandes jarrones chinos en apartamentos pequeños. Se supone que tenemos algún valor, por lo que nadie quiere tirarnos a la basura, pero estorbamos en todos los sitios”.

Pues eso. Ya va siendo hora de retirarlos. El uno por el otro, la casa sin barrer.
Por favor. Todavía hay sitio en el trastero y la puerta está abierta.